Hay más guerras, crecen los crímenes... ¿por qué se dice entonces que vivimos en la era más pacífica de la historia?

  • El Índice de Paz Global indica que nos encontramos en el noveno año consecutivo de deterioro de la paz.
  • La historia muestra que la violencia global disminuye: somos menos agresivos y estamos más civilizados.
  • A FONDO | El "gen del guerrero": la agresividad se puede heredar.
La evolución de la violencia en el mundo.
La evolución de la violencia en el mundo.
Henar de Pedro
La evolución de la violencia en el mundo.

El panorama es inquietante, se mire por donde se mire. La intensificación de la hostilidad es cuantificable tanto a nivel nacional, como en el ámbito internacional. Por ello, conviene agarrarse al optimismo racional. A punto de culminar el 2023 y a la espera de que cada país emita su resultado anual, los datos actuales ya muestran la tendencia: la criminalidad aumenta. En 2022, el número de muertes provocadas por las guerras creció un 96% en comparación con el año anterior. Fue catalogado como el año más mortífero del siglo XXI, y eso que aún no se contaba con la reactivación del conflicto palestino-israelí.

La última edición del Índice de Paz Global indica que nos encontramos en el noveno año consecutivo de deterioro en los niveles de paz mundial. Los enfrentamientos han aumentado, y sus consecuencias se han recrudecido. Lo muestran también los gráficos del Programa de Datos sobre Conflictos de Uppsala: las líneas son ascendentes, la violencia está al alza. Muere más gente.

En el plano nacional, la curvatura es menos aguda, pero también se tuerce hacia arriba. El último balance de criminalidad publicado por el Ministerio de Interior cierra la cifra con una subida total del 5%, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Los homicidios y asesinatos han crecido un 20%. Las agresiones sexuales, un 12%. Los secuestros, más de un 60%. Las infracciones penales, más del 21%. Así, sucesivamente.

Del mismo modo, preocupa el repunte de bandas y delincuencia juvenil, importante vara de medir del tipo de contexto que nos sobreviene. El rebrote de altercados en ciudades como Madrid y Barcelona fuerza una búsqueda de soluciones.

Sin embargo, antes de caer en la alarma social y creer que cercamos los ínferos, conviene acordarse de las teorías del psicólogo Steven Pinker. El noto profesor de Harvard llama a la calma a través de su teoría de los ángeles. Su obra explica que, pese a la idea generalizada de un mundo más violento, nos encontraríamos en la época más pacífica de la especie humana.

Aunque la retahíla de cifras negativas parezca amparar lo contrario, la revisión histórica muestra que la violencia global ha disminuido. Somos menos agresivos y estamos más civilizados. Música esperanzadora, plasmada en un infinito pentagrama de datos, en su libro “Los ángeles que llevamos dentro”. Pinker basa su visión en el desarrollo empático. La ética, la razón o el autocontrol moverían a las sociedades hacia un mundo más pacífico. Para comprobarlo, bastaría con ampliar el espectro de los abanicos de medición.

Este mes, precisamente, se ha celebrado el 75 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En el discurso de presentación, pronunciado en París el 10 de diciembre de 1948, Eleanor Roosevelt, presidenta de la Comisión, habló del miedo y la libertad. Entre sus frases más célebres, se recuerda aquella que mencionaba la necesidad de mirar al miedo a la cara.

Observar las cifras de criminalidad puede atemorizar. Pero el miedo es una emoción útil que ejerce una función vital. El organismo reacciona para enfrentar o evitar situaciones amenazantes, forma parte del instinto de supervivencia. Tiene una misión protectora y resulta fundamental, tanto para prevenir, como para curar. Lo idóneo es convertir el miedo paralizante en miedo motor. Mirarle a la cara a las cifras, esquivar el alarmismo, y transformarlo en compromiso. Pese a algunos años negros, no somos más violentos. Cabe recordarlo para seguir avanzando. La conflictividad continuará los próximos años. Es una responsabilidad individual evitar la pasividad, ejercitar la empatía, y cuidar la educación.

A las puertas del 2024, la situación global infunde miedo. Ciertas tensiones parecen lejos de apaciguarse. Por ello es oportuno recomendar a Steven Pinker y rescatar su optimismo razonado. Hablaba el ensayista italiano Giuseppe Scanni, en uno de sus últimos textos, sobre aquella cita de Spinoza: “el miedo no puede existir sin esperanza, ni la esperanza sin miedo”. Tan valioso es el enfado sin ira, como el miedo sin pánico. Aumenta la violencia, resiste la esperanza.

​Biografía

Carmen Corazzini estudió periodismo y Comunicación Audiovisual. Se especializó con un máster en ‘Estudios Avanzados en Terrorismo: análisis y estrategias’ y otro en ‘Criminología, Victimología y Delincuencia’.

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